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Los niños malos de los eSports son los nuevos punks con teclados y ratón

Los niños malos de los eSports son los nuevos punks con teclados y ratón
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Ya sea por querer avanzar más rápido, romper las normas o ser una fuerza de la naturaleza, el temperamento de algunos jugadores les ha jugado malas pasadas. Son verdaderos antisistema, punks con teclado y ratón, aullando como bestias ante cada celebración, arrasando contra rivales más débiles que ellos.

Pero estos niños malos tienen, al final, dos opciones: o se corrigen o pasan página. Aún sin justificación posible, con las emociones a flor de piel se pueden llegar a decir algunas burradas. Pero después tienes los medios delante para disculparte y empezar de nuevo.

Conozcamos algunos de los casos más famoso, de los trucos más usados y de las penalizaciones más graves. Conozcamos la cara más subversiva y punk de los eSports.

El ELO lo es todo

Hammerban

El ELO es básicamente un medidor de peligro como jugador, el rango de poder. Este sistema de puntuación fue acuñado por el físico estadounidense Arpad Elo, en respuesta al encargo llevado a cabo por el Comité de Puntuación de la USCF (Federación de Ajedrez de EEUU).

El ELO tiene un precio: la dignidad. El que la hace, la paga

En los videojuegos se usa para tener en cuenta diferentes variables: índice de victorias/derrotas, cantidad de muertes llevadas a cabo, destrucción, suma más cuando juegas en premade (con amigos, con equipo preparado), etcétera. Bien, pues en League of Legends y similares MOBA es común una práctica denominada ‘ELO Boosting’.

Ocelote Ocelote llorando tras su derrota in extremis por su compatriota xPeke

Se trata de un uso fraudulento mediante el cual varios jugadores usan la misma cuenta para subir el ELO y así subir más rápido en las clasificaciones y los rangos competitivos. Algunos jugadores pagan por tener un lacayo “boosteando”, y esto, lógicamente, está penalizado porque altera el equilibrio natural del juego.

Kim “Trick” Gang-yun tuvo que abonar 1.200 dólares y hacer horas de trabajo comunitarios

Pero el ELO tiene un precio: la dignidad. El que la hace la paga. Y Riot no es precisamente anónima cuando se trata de castigar. 2015 fue un año famoso por sus sanciones.

Los argentinos Nelson “DobleNelson” Guido y Facundo “Le Smart” Canteros se tragaron siete meses de suspensión, cada uno. Meses atrás, Kim “Trick” Gang-yun tuvo que abonar 1.200 dólares y hacer horas de trabajo comunitarios. Marcelo “Riyev” Carrara se pasó 12 meses a la sombra. Y Yu “XiaoWeiXiao” Xian tuvo la genial idea de vender una de las cuentas que le proporcionó Riot tras ser penalizado por boosting, así que cumplió condenas redundantes.

El dichoso “verbal abuse”

Mithy1 Mithy fue sancionado por insultos raciales y bromas con las facciones de sus rivales

Algunos no se callan ni debajo del agua. Son los Iggy Pop de los eSports. Que no te extrañe verlos descamisados celebrar algún triunfo. De mandarte a comer fruta, que es muy sana, a pedirte que, por favor, te mueras un poquito.

El griego Konstantinos Tzortziou, conocido en League of Legends como FORG1VEN, fue suspendido en junio de 2015 durante 4 partidos, dos semanas completas, por poner a parir a sus propios compañeros —se analizó y comprobó que, durante los últimos 30 días previos a la sanción, había sido reportado en un 70% de partidas por abuso verbal—.

Una regañina muy tibia pero que sirvió como aviso para que el jugador regulara y corrigiera su actitud.

Hankil “Road” Yoon tuvo que abonar 2.000 dólares por insultos durante sus partidas

Los proplayers Erlend ‘Nuckeduck’ Holm y el español Alfonso ‘Mithy’ Aguirre, ambos del club Ninjas in Pyjamas cuando sucedió el entuerto, acabaron descalificados del club y baneados durante seis meses de las competiciones oficiales, sin olvidar la obligación de abonar 500 dólares a Riot. ¿La razón? Racismo y bromas crueles.

Peor suerte corrió Hankil “Road” Yoon, donde su constante desprecio y vocabulario humillante, su abuso a rivales y compañeros se saldó con 2.000 euros de multa. Mención especial merece su uso de la retórica racial.

Las cuentas smurf

Smurfs

Una cuenta smurf es, simple y llanamente, una cuenta secundaria, más pequeñita, donde algunos jugadores aprovechan para ownear (humillar) a jugadores con nivel más bajo o porque les han baneado la cuenta de nivel alto y se ven obligados a empezar de nuevo sin hacer mucho ruido.

Frente a la cuenta main (principal), en esta los jugadores se permiten peores estadísticas, excesos como por ejemplo dejar matarse durante varias rachas, y realizan pruebas para estudiar a otros jugadores. Desafortunadamente, el uso más común es el de apalizar a novatos. El problema es que esta acción desmotiva a posibles futuras promesas.

Hora de sacar exploits

Justicia 1

Hay un bug en Overwatch que trae a la gente de cabeza. En un punto de la ecobase-Antártida, Mei puede salirse del mapa subiendo a su muro y meterse en una habitación innacesible. Desde aquí puede disparar, pero no pueden acertarle. Esto es algo que ha venido repitiéndose desde tiempos del primer Counter Strike.

KQLY reconoció públicamente que usaba trampas para jugar a CS:GO

Hablando de Counter Strike, recordemos uno de los hacks más famosos de su historia, que venía a lograr algo similar: una leve resistencia en el combate. Dos jugadores franceses y uno alemán, Gordon ‘Sf’ Giry, Hovik ‘KQLY’ Tovmassian y ‘SMN’ Simon Beck, lograron engañar al sistema, pero por muy poco tiempo. Los jugadores de Titan y Epsilon acabaron descalificados de la DreamHack Winter 2014 a una semana de celebrarse ésta.

KQLY fue, sin duda, el más noble de los tres, al confirmar y declarar sobre el sistema: era una herramienta de terceros instalada que se ejecutaba desde su cuenta, sin necesidad de que el jugador llevara a cabo ninguna otra acción. También afirmó que muchos jugadores la usaban en secreto, y que se sentía mal por sus actos, pidiendo disculpas de su parte a la comunidad y a su equipo.

Soy demasiado buena para ti

Zarya

A veces lo único que sucede es que eres demasiado buena para el sistema, imparable. El pasado verano sucedió una de esas historias para contar en foros como una batallita de veterano de guerra: una jugadora coreana aparece de la nada (Gegury), asciende como la espuma hasta contar con un rango KDA (de asesinatos, muertes y asistencias) de 6.31, con un ratio de victorias del 80% durante 420 partidas jugadas.

La jugadora coreana Gegury es una fuerza de la naturaleza, con un ratio de victorias del 80% durante 420 partidas jugadas

Dos proplayers la acusan de hacks, de cheats, de algo; de hacer trampas, dicho en cristiano. De hecho, la acusación es tan firme que aseguran que si demuestra que no hace trampas, abandonan el competitivo. Se inmolan en su carrera hacia la élite. Uno de ellos hasta la amenaza con un cuchillo.

A la semana siguiente ella hace un streaming, bajo presión de Blizzard que venía revisando las killcams de sus partidas. Ella demostró que no, que su manejo de Zarya era legítimo. Así que los dos chicos coreanos se retiraron.

La ayuda de tener alguien a tu lado

Dejamos para el final a una de nuestras estrellas patrias, Carlos “Ocelote” Rodríguez. Cuando fue suspendido la primera vez de League of Legends, ciertamente no era consciente que de su comportamiento estaba resultando tan tóxico para él mismo y sus compañeros.

Carlos “Ocelote” Rodríguez reconoció que su actitud no era normal, que estaba resultando tóxico para él mismo y sus compañeros

Fue tras el segundo baneo cuando empezó a reconocer que su actitud no era tan normal, que tendría que corregir un comportamiento que estaba generando gran repercusión —junto a su juego— y que podría acabar siendo una mala influencia. Tanta presión y autoexigencia le pasó factura. Entonces decidió pedir ayuda, visitó un psicólogo y se ayudó de “los suyos”.

Desde luego, esto supuso un punto de inflexión muy importante en su vida. Su club, G2 Esports, fichó recientemente al psicólogo Weldon Green. Como apuntan desde su web, «la complejidad de LoL hace de la concentración y la resistencia mental ante la adversidad atributos importantes para los jugadores profesionales. Además, la rápida toma de decisiones estratégicas y la motivación requieren un entorno de alto rendimiento».

Y la ayuda de contar con el mejor equipo

Imagen Predator

Tu club, tu familia, tus amigos son capitales. De los errores se aprende y nunca hay que darse por vencido. El martillo de Riot a veces es aleatorio e injustificado, pero siempre puedes recuperarte de él. Es el sino de algunos grandes talentos: dominar a la bestia interior.

Cuando se presentó en el pasado CES 2017 un portátil de 9.000 dólares como el ACER Predator 21X, la gente pensó que era algo ridículo, exorbitante, innecesario. Pero como ya han demostrado con modelos como el Predator 17 o la imponente torre Predator G3-710, lo que hoy es una locura mañana será norma. Son los riesgos de la vanguardia, de la innovación y el arrojo.

La informática no está exenta de su faceta punk, de su actitud gamberra e irreverente. ¿Qué hay de todos esos programadores que cambiaban las tornas desde pequeños talleres o garajes destartalados? A veces hay que mojarse y probar suerte. Los jugadores citados han aprendido la lección, mejoraron sus actitudes. Al final tomaron el camino correcto y domaron a la bestia.

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