No, no hay adolescentes sucidándose en India por jugar a PUBG
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No, no hay adolescentes sucidándose en India por jugar a PUBG

Los problemas para PlayerUnknown’s Battlegrounds (PUBG) en el país asiático están multiplicándose. Primero fueron 10 quinceañeros detenidos por la policía por jugar al juego, y ahora el suicidio de un adolescente de 16 años ha reabierto el debate sobre la prohibición de PUBG en la India y la polémica que está suscitando entre dos generaciones.

Independent, el medio inglés, se ha hecho eco de la noticia acontecida durante la semana pasada. Al parecer, el joven tomó la determinación de suicidarse, presuntamente, después de que su madre le prohibiera jugar a PUBG para que se centrase en estudiar para un examen de inglés. El padre del adolescente ha pedido que se prohíba el juego en el país una medida fuertemente apoyada desde algunos sectores.

Expertos a favor de la prohibición

Dentro del reportaje publicado por Independent, se muestran los comentarios de una doctora, Radhika Acharya, que también apoya la suspensión de PUBG bajo el pretexto de sus nocivos efectos: “PUBG desensibiliza a los jóvenes y daña su desarrollo emocional. Se trata de vincular el éxito a la violencia y a infligir dolor. Tiene un efecto muy negativo sobre los niños, los adolescentes e incluso las personas mayores".

Los niños están adictos y les está causando una perturbación psicológica”, ha esgrimido como argumento Achyuta Rao, presidente del grupo de defensa de los niños de Hyderabad (la quinta ciudad más poblada de la India con 6,21 millones de habitantes), a Associated Press. Como ha relatado el portal inglés, para Rao la única medida con resultados positivos sería una “prohibición nacional.

Como bien mencionan en el artículo, en la India hay una fuerte cultura del trabajo y del esfuerzo para que los jóvenes centren sus objetivos en conseguir un buen puesto de empleo y ser grandes estudiantes para salir adelante. En realidad hace falta poner en contexto las cifras, desde luego los casos de adicción ocurren -en la India y también en Europa- pero no dejan de ser números porcentualmente bajísimos respecto a la ingente cantidad de usuarios que a diario juegan a PUBG. Es tan simple como entender que a mayor muestra mayor es el número de personas que se pueden ver afectadas, pero en valores estadísticos estos son –objetivamente- extremadamente pequeños.

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Una adicción reconocida

Resulta sencillo dejarse llevar por la alarma y hablar solo de los casos que provoca que PUBG –o cualquier otro juego, Fortnite sin ir más lejos- se vea como una suerte de droga para los niños. En España un psicólogo no tuvo reparos en hacer el simil, pero resulta curioso que siempre se hable de aquellos ejemplos que perjudican a la industria del videojuego, pero nunca de otros que terminan con amistades que perduran durante años.

A finales de enero de este año, el tema de los esports como parte de los Juegos Olímpicos volvió a desempolvar un argumento que nunca permanece demasiado tiempo guardado en el cajón. La presumible adicción a los videojuegos es uno de los clásicos más utilizados por aquellos que no entiende o no quieren entender la industria –el otro gran estandarte es el ya desmitificadolos juegos violentos te vuelven violento”.

“Dependencia del consumo de alguna sustancia o de la práctica de una actividad”

Sin embargo, lo que nunca parece tenerse en cuenta es que se puede desarrollar una obsesión enfermiza por cualquier cosa: por una persona; por la literatura; por las redes sociales; por la música… la lista en infinita. La Real Academia Española (RAE) expresa: “Dependencia del consumo de alguna sustancia o de la práctica de una actividad”. No obstante, algunos esgrimen este argumento como si solo los videojuegos pudiesen generar algo tan atroz como una adicción.

La entrada de la adicción a los videojuegos en la Organización Mundial de la Salud -en donde también figura el sexo, la comida o WhatsApp- es beneficioso para todos porque sufrir algo así necesita de ayuda profesional y especializada. A pesar de todo, muchos siguen intentando hacer ver que los videojuegos son una especie de epidemia del crack como la que asoló el Bronx a finales de los 80, cuando la realidad es que numerosos estudios confirman los beneficios de jugar desde joven aprendiendo cómo hacerlo de manera adecuada.

Imagen vía PUBG Corp.

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