Dicen que no hay dos sin tres, pero a estas alturas, no sé si sorprende que Overwatch siga acumulando premios y reconocimientos allá por donde pasa. De The Game Awards a los Premios DICE, también ahora mejor juego del año para los desarrolladores en The Game Developers Conference (GDC).
Dos galardones en tan solo una semana (si incluimos los DICE), superando a titanes de la talla del Firewatch de Campo Santo, Dishonored 2 de Arkane, Uncharted 4 de Naughty Dog o el Inside de Playdead. Suma y sigue para el mayor éxito de Blizzard, sin contar lo que pueda pasar en el apartado deportivo.
La duda de los eSports
La compañía norteamericana ha conseguido hacer lo que pocos juegos consiguen, y es estar en el momento y el sitio adecuado, sin restar méritos al valor artístico del producto ni a la tremenda campaña de marketing que tiene detrás. El híbrido perfecto entre MOBA y FPS ya ha cautivado a más de 25 millones de personas en menos de un año, a pesar de no ser un juego gratuito.
A expensas de lo que pueda ocurrir con la inminente Overwatch League que nos sigue manteniendo en vilo, si el éxito deportivo se consuma, estaríamos ante uno de los mayores fenómenos de los últimos años.
Vía | The Esports Observer
