Seguramente, cuando salió a la luz Pong, el clásico juego de 1972, nadie en su sano juicio (y seguramente tampoco ningún loco) vería como 44 años después existiría gente que vive de competir a una modalidad de su invento venida a más.
Que los eSports son un mercado en plena ebullición no es ninguna novedad. Es aquí donde empieza a existir la sobrecarga de dicha modalidad. De siempre es sabido que la competencia es beneficiosa para los clientes (nosotros), pero llega un momento en el que contentar a dicho cliente lleva a otro nivel ese ritmo de competición entre desarrolladoras.
Cuando sólo era "for fun"
Aunque parezca extraño para los que llevamos ya años viendo todo esto como competición, realmente hace apenas 10 años nadie sabía apenas nada de su existencia, salvo las grandes ciudades donde empezaba realmente este camino.
Para el resto tan sólo se trataba de pasar un rato divertido con los amigos, jugando a Warcraft III, Counter-Strike o Diablo (todos teníamos el típico amigo tramposo que en una ronda "a cuchillo" sacaba la ametralladora). Esos tiempos cambiaron. Ya a día de hoy esta industria mueve demasiados millones como para dejarla danzar a sus anchas. Es de aquí de donde sale la lucha entre empresas: todas quieren un pellizco de ese dinero.
Hoy en día todos quieren entrar a la novedad
Hoy día, es raro ver pasar más de 3 meses sin que salga "el nuevoultramegasúper juego que revolucionará el mundo de los eSport”. Y es que pese a ser un mercado aún en crecimiento, la delgada línea entre la innovación y la burda copia se estrecha hasta el punto mínimo.
Empresas como Valve o RIOT Games tienen ya el pastel del tamaño de un estadio de fútbol, con DOTA 2 y Counter-Strike la primera, y League of Legends la segunda. Mientras, otros quieren continuar ese camino con un toque de originalidad, como es el caso de Psyonix con Rocket League o Hi-Rez Studios con el toque de tercera persona en su MOBA, Smite.
Los 10 juegos que más dinero ganaron en 2015.
Es por ello que aunque todos ellos sean jugados o menos jugados, la industria de los eSport ha subido y subirá este 2016 hasta el 51,7% de crecimiento en comparación al año anterior, traduciéndose en 493 millones de dólares más que en 2015 según la consultora Newzoo. También augura un crecimiento medio del 45% interanual durante los próximos 4 años.
Y ahora, ¿qué nos espera?
Como mencionamos antes, todos quieren tener el eSport de moda bajo su poder .El siguiente más sonado es el conocido Paragon, que empezó fuerte (a pesar de estar aún en fase beta), pero poco a poco perdió fuelle y apenas se ve ya publicidad de él por ningún lado ni mantiene un aumento constante de jugadores. Mientras, por el otro lado, tenemos el anuncio de la Nintendo Switch por parte de Nintendo, en el que podemos ver cómo también toman protagonismo los eSports.
La adquisición de Mediapro de gran parte de la LVP es otra buena prueba de ello. Nos encontramos en un sector en pleno auge y no se sabe qué futuro le deparará. Muchos hablan de estadios a partir del 2020 destinados en exclusividad a los eSports. Otros que acabarán desapareciendo como una moda pasajera. Sea como sea, la industria de los videojuegos ha cambiado en gran medida: muchas compañías ahora buscan un producto para vender que sea lo más "enganchable" posible, duradero y, por supuesto, con microtransacciones.
Los equipos de fútbol "de toda la vida" empiezan a mirar con ojitos este nuevo mercado. Véase el caso del Shalke 04, el Valencia CF o el último gran caso, el Paris Saint Germain. El equipo francés de fútbol se lleva al exjugador profesional de League of Legends YellowStar, dejándole 20 millones de euros para dirigir dicha sección. Y no se queda ahí. Recordemos que hace poco más de un mes el equipo de Philadelphia 76ers compró la plaza de un equipo en la LCS NA.
Y vosotros , ¿qué opináis? ¿Creéis que realmente es necesario generar continuamente competencia? ¿O tal vez sería mejor que se quedase como están las cosas para asentar más fuertemente lo existente?
