Lo que hemos jugado nos ha traído hasta aquí
Xataka Esports

Lo que hemos jugado nos ha traído hasta aquí

No sería lo que soy ahora si no fuera por mi primo. Quiero decir, seguramente no estaría escribiendo estas líneas, y si fuera así, no creo que lo leyera nadie de los que lo estáis haciendo. Si el no hubiera aceptado tantas veces que un crío se sentara al lado derecho de su PC toda la tarde aquellos veranos tan lejanos ya, no hubiera mamado desde pequeño las entrañas de los videojuegos, internet y el juego competitivo. Por eso Noel, este texto va por ti.

Counter Strike, un fenómeno vigente

Desde que mi otro primo me puso delante de la Nintendo 64 en su casa cerca del precioso pueblo de Cudillero, y el bicho de las "maquinitas", cómo a día de hoy sigue llamando mi madre a los videojuegos, me picara, no tuve otra cosa en mente con la que pasar el tiempo libre. Era pequeño y no tuve muchas más herramientas que una temprana Game Boy Pocket y años más tarde una PSOne para asomarme a este maravilloso mundo. Era capaz de jugar a aventuras monojugador y descubrir las entrañas de géneros tan impresionantes en esos 32 bits como los J-RPG. Sin embargo, nunca tenía con quien jugar. Mis padres no estaban por la labor, ni tenían coordinación suficiente para hacer jugar a los Rahul o Roberto Larcos del ISS Pro Evolution.

El verano traía consigo tiempo libre, playa y también muchas llamadas a casa de mis primos. A las 3 sonaba su teléfono: "¿Puedo ir?", decía, o al menos podía hacerlo cuando mi primo aún no conectaba el internet a la red telefónica, ya que en ese caso, no escucharía más que unos pitidos que pocos millenials recordamos ya. Las chanclas, bermudas y camiseta era la equipación oficial con la que coger una banqueta de su cocina y sentarme a ver cual era el menú de aquella tarde.

Cs
Recuerdo ver a mi primo practicar cómo CT en Nuke.

Con el paso de los años aprendí la transcendencia que tenía ese primer Teamspeak en el que mi primo se conectaba, a la par que una ventanita con unos hombres encapuchados y una barra de progreso invadía el escritorio del monitor de tubo. Era Counter Strike. Llegó a ser realmente bueno y las tardes que le tocaba el PC a su hermano, lo normal era encontrarlo con los amigos en el ciber de al lado de mi casa. Me fascinaba la velocidad a la que compraba cada ronda, aún recuerdo el sonido de las teclas que en una fracción de segundo aportaban rifle, secundaria y utilidad al avatar de mi primo.

Llegué a probar suerte incluso en ese mismísimo ciber, aunque a mi madre no le convencía que me juntara con esa gente mayor para mi edad, y quedar desencantado sin remedio, al no tener Internet para practicar, ni habilidad con el ratón más que la adquirida en las campañas que jugaba al Age of Empires de mi ordenador logrado de la única manera en la que un niño conseguía ese tipo de caprichos, haciendo la comunión. No funcionó lo mio con el Counter.

Torrente Online, mi entrada a los esports

Sin embargo, algún año después, ya durante mi etapa en el Instituto, logré convencer a mis analógicos padres de que necesitaba esa cosa que ellos veían innecesaria con una Enciclopedia Larousse sobre mi estantería y la Encarta 2000 instalada en ese PC, Internet. Entonces recordé un juego que había visto jugar a mi primo y que sabía que era gratuito. Torrente Online.

Se trata de un juego desarollado por el estudio español Virtual Toys. Más que el gameplay puro, lo que me llamaba la atención era cómo se comunicaban los jugadores a través del chat, los clanes que formaban y que incluso tenían webs (Cómo olvidar aquellas .tk llenas de gifs a lo Homer Simpson). Capturar la bandera, Deathmatch y Deathmatch por equipos era dónde me movía. No captaba las referencias chuscas, pero mis primeros GG los escribí en ese juego. De hecho muchos años descubrí que lo que hacía en ese juego se llamaba "strafear".

El objetivo era matar cuanto más mejor y ponerte en el nombre "Busco Clan". Nunca sabías cuándo podías estar matando a un peso pesado de uno de esos protoclubes y podía ver en ti un posible fichaje. Recuerdo vivir el entrar en una partida de clan, gracias a la contraseña que te pasaba el "admin" por Messenger y jugar contra otro grupo de chavales, en pocas promos de League of Legends he tenido las pulsaciones tan altas.

Quizás en el mundo de cifras mareantes y expectación tremenda alrededor de los deportes electrónicos, sea un sacrilegio decir que aquel juego llamado Torrente Online era un esport. Lo que nadie va a negar es que esos primeros juegos competitivos, personas y situaciones que nos marcaron son los que nos han llevado hasta aquí.

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